En las últimas semanas se ha hablado mucho de Uber y de su llegada a nuestro país, el servicio permite contratar un auto con chofer -como si fuera un taxi o remise- desde una aplicación en el celular con varias ventajas.
Algunas de estas ventajas son el pago automático con tarjeta, saber cuánto te va a costar el viaje antes de realizarlo y algo muy simple pero importante, el conductor depende de una calificación que los usuarios le pueden dar luego de realizado el viaje por lo cual se esfuerzan para que sea lo más agradable posible.
Una persona antes de subirse al auto tiene acceso a la reputación que se ha ganado el conductor y a todos sus datos. Los conductores además deben cumplir con una serie de requisitos para que sean aceptados por la plataforma de Uber.
Las controversias que está generando en Montevideo, que es donde puede funcionar mejor por una cuestión de cantidad de habitantes, las ha generado en muchos otros países y ciudades. Incluso en San Francisco, la cuna de muchos avances tecnológicos del mismo estilo, estuvo en tela de juicio durante sus inicios. En algunos lugares se ha optado por el camino fácil de prohibirlo, en otros se han adaptado las normativas a la realidad.
En los últimos años he visitado varios países de latinoamérica y en todos mis experiencias al subir a un taxi han sido muy diferentes, algunas buenas y otras estresantes. Incluso en Uruguay tomarse un taxi en Montevideo es diferente que en el interior.
Con Uber esto no sucede porque funciona de la misma forma en todo el mundo, no hay sorpresas para el consumidor, los turistas están familiarizados con el funcionamiento de la aplicación y el servicio, por eso lo utilizan como una alternativa si se encuentra disponible.
Montevideo es la ciudad que recibe la mayor cantidad de turistas del país a lo largo del año y el Aeropuerto de Carrasco es una de las principales vías de entrada, es una terminal espectacular pero salir de ella a veces es un problema.
Cuando un turista llega, además de alquilar su propio auto, tiene tres opciones para llegar al centro de Montevideo que son tomarse un taxi del aeropuerto que cuesta el doble que un taxi convencional, tomarse una combi (transfer) que cuesta 350 pesos pero se necesitan al menos 5 personas por combi para realizar un viaje, o tomarse un ómnibus que es la opción más barata pero viajando en unidades que no están diseñadas para llevar maletas, no están en buenas condiciones y el trato de los choferes no suele ser el mejor.
Sumar el servicio de Uber a estas opciones generaría mayor competencia, lo cual siempre es bueno porque obliga que todas las partes mejoren sus servicios, y sería algo positivo para los turistas. Hoy en día se está comenzando a hablar del turismo 3.0 o turismo smart por el uso de las tecnologías móviles, es una tendencia que viene ganando mucha fuerza y un país como Uruguay que apuesta al turismo no puede mirar hacia otro lado.
El turismo smart no sólo se relaciona con Uber, sino con un montón de servicios que van desde el alquiler de alojamientos y la compra de pasajes, hasta simplemente mirar fotografías para decidir qué lugares visitar. En este sentido hace un tiempo destacaba el buen uso de las redes sociales que desde la Dirección de Turismo de Rocha se estaba realizando para mostrarle al mundo los encantos del departamento, sobre todo de Instagram que es una aplicación diseñada para ver fotografías.
En Uruguay hay normativas que se deben respetar pero no se puede dejar pasar el tren como muchas veces ha ocurrido, no se puede ignorar que el mundo avanza y la tecnología va de la mano, por ello es necesario que el funcionamiento de Uber y otros servicios similares se analicen con profundidad, sin negarse a los cambios los cuales en general suelen ser buenos.